Era un martes cualquiera y tu cuerpo espigado,
un martes cualquiera con tus mil nombres y tus nombres secretos, y las razones secretas de tus llantos y tus llantos prolongados y la prolongación de tus manos y tus manos sobre mis brazos.
Era un martes cualquiera de tráfico intenso, de intensidad en tus labios, de tus labios lejanos, y tu lejanía de muerta y tu muerte entre mis manos y mis manos sobre tus pechos.
Tardabas años en quitarte los zapatos, y aún mas en acercarme tus brazos, no así el calor de tu vientre y el rigor de tus pechos y el roce de tus manos.
Eran días de guardar y guardamos la mirada y guardamos silencio por largo rato, y al amanecer era ya la primavera y en la tarde se hizo verano.
Decidiste guardarme en tu casa como un secreto, como un amante que se guarda debajo de la cama y se saca en las tardes de lluvia, cuando la calle guarda silencio y el sol espera a que terminemos o te canses de estar a mi lado.
Era un martes cualquiera, en el que los muchachos de la calle andamos lentamente sorbiendo la música de los autos, el agua de los charcos, tu tomabas café y decidiste tomarme de la mano.
Foto de Ale La Triller http://alelatriller.deviantart.com/