jueves, 1 de marzo de 2012

Relojes

Mi padre me cuenta que en días pasados fue al médico, esa situación me parece totalmente lo mas inaudito que le haya escuchado en toda la vida, ahora entiendo, mi padre por médico visita al relojero, que pone algún aceite ultra fino en los engastes de su corazón, aprieta con unos desarmadores muy especiales algunas tuercas en sus piernas, calibra sus pulmones, da brío al resorte que impulsa el volante de sus latidos, su pecho entero es una caja de titanio, sus manos extensión de sus complicaciones, esta misma tarde me he recostado en su pecho para revisar su funcionamiento, el corazón de mi padre late tic, tac, tic, tac a completa perpetuidad, es una maquina tan precisa que siempre sabe mis horas de partida y llegada, mi padre sabe mis tiempos antes de que yo los afronte, la maquinaria del corazón de mi padre lo hace anacrónico y eterno.

Algunas tardes lo he visto detener el tiempo, alargar las horas en la mesa, y también lo veo adelantar las horas cuando algo lo tiene inquieto.

1 comentario:

AUDIOSAURIUS dijo...

Es un texto hermoso, me recuerda un poco a aquel que le escribí a mi madre y sus pequeños y extraños placeres, recuerdas?

Te mando un abrazo fraterno.