miércoles, 28 de marzo de 2007

Reflexiones ante un Chicken Bake

El sábado pasado tuve la ocasión de encontrarme en una tienda de la cadena Costco, de las cuales tenía un par de años que no visitaba, lo cual suscitó en mi recuerdos de uno de mis platillos preferidos que es servido en la fuente de sodas de las ya citada cadena comercial.

El Chiken Bake, ese raro platillo al cual me confieso aficionado por su exquisito sabor, por las implicaciones culinarias a las que se presta y por los misterios que entraña; por principio de cuentas debemos reflexionar, ¿Es el Chiken Bake un pan relleno de queso y pollo o una masa de queso y pollo envuelta en masa de pan? ¿Es las dos cosas al mismo tiempo? Y dichas reflexiones me remiten a los cristianos misterios de la santísima trinidad, ¿cómo el padre puede ser el hijo y el espíritu santo al mismo tiempo? Lo mismo pasa con el Chiken Bake.

En fin, acto seguido a que el amable empleado de la fuente de sodas me entrega las dos piezas del platillo (La un amigo que me acompañaba y la mía) procedo a hacer esa rara mezcla que solo este platillo permite, sobre una gruesa cama de Catsup se agrega mostaza, mayonesa y chiles, todo en cantidades generosas y con un tenedor procedo a mezclar en una masa homogénea que después servirá para sopear el ya multicitado platillo ¿Ustedes conocen otro platillo que permita esta mezcolanza? La pizza tal ves acepta un poco de catsup y picante, pero no mas y ese es el platillo que más se le acerca.

Por cierto que de entrada este parece una cosa inocente, una masa de unos veinticinco centímetros de largo por unos cuatro de diámetro, debo decir que en mi larga trayectoria como guloso empedernido he degustado platillos de mayores proporciones sin el menor reparo, por lo que desde el principio estas proporciones me obligan a pensar ¿Y esto es todo? Y lo es, sin embargo al llegar al área de los doce centímetros uno comienza a sentir los estragos de un platillo altamente llenador (e indigesto) pero la fuerza de la voluntad y mas aún la fuerza de la gula me obligan a seguir adelante, hasta el último pedazo de su cubierta y la última gota de la mezcla de catsup, chiles y demás.

Y así termina una degustación únicamente digna de personas o muy aficionadas a la comida (como yo) o con una credencial de afiliación a la cadena Costco (como mi amigo).

P. D. en nuestro siguiente capitulo hablaremos del refresco con “refill” que se vende para acompañar a nuestro platillo, el cual tiene otro tanto de serias implicaciones igualmente profundas.
(Escrito en Marzo de 2005)

1 comentario:

Anónimo dijo...

chicken bake!!!! quiero chicken beik!!!! hace mucho que no trago esas madres, está de más decir que nunca saben igual en casa que en la tienda...