Confesiones de medio día.

1.- Soy asiduo lector de la columna de Eusebio Ruvalcaba todos los lunes en El Financiero, aclaro, asiduo lector no fan, la palabra fan siempre me ha parecido bastante tonta y cercana al mariconeo por tanto es un termino in digno de un escritor como Eusebio e inaceptable para un lector como yo.

2.- No me gustan los teibol-dans siempre he sido muy respetuoso (hasta donde se puede) de todas las mujeres del mundo, por tanto considero ofensivo para la dignidad femenina todos esos lugares aunque considero tambien que ninguna de esas mujeres está ahi por obligación.

Tampoco me gustan los teibol-dans por que me fastidia la cara de interesante que hacen estas mujeres mientras les cuentas historias que sinceramente les vienen valiendo madres, como si realmente estuvieran interesadas en escuchar historias pendejas de jefes esclavistas, esposas o novias absolutistas o madres golpeadoras.

Me choca pagar doscientos pesos por que una mujer (que no es de mi total agrado y con quien no tengo nada que ver, mas que la estricta relación comercial del acto) se tome con migo una bebida que aparte la de ella embriaga menos y me sale mas cara, en ese caso prefiero invitar a cualquier amiga a algún restaurante caro y de paso conservo la esperanza de que si tengo suerte y suficiente labia después de ello pueda darse “algo mas”.

3.-Tenia como 9 años que no vistita uno hasta que hace como un mes a punta de amenazas del tipo “pues me voy yo solo y que me asalten a la salida” fui a visitar el tan famoso Azteca de Oro en el eje central e Isazaga acompañado (conminado) por “El Chino”.

4.-Siempre me he sentido intrigado por saber que se siente ser un escritor famoso, bueno, mínimo por saber que se siente ser escritor.

5.-Puesto todo lo anterior, ya dentro del lugar ese, fui hecho acompañar por una de esas mujeres que ahí trabajan, quien se hacia llamar “Catya”,

Me saluda de besito en la mejilla y me pregunta -¿y tu como te llamas?
A lo que con toda seguridad respondí…. -Eusebio… Ruvalcaba,

A partir de ese momento me sentí escritor famoso, (aunque sinceramente desconozco el alcance de la fama de Eusebio) y comenzó una de las mejores noches de lo que va del año.

-¿Y a que te dedicas Eusebio?
-… mmmm escribo (comencé a hacer cara de interesante).

-¿De veras?
-(haciendo ojos en blanco)…sip,

-¿Y que escribes?
-… escribo te todo un poco, tengo una columna en El Financiero, publico todos los lunes.
-¿Entonces escribes sobre dinero?
-No, estoy en la sección cultural, mas o menos por el final del periódico.

-Ahhhhh si ya una ves te leí que escribías sobre un tal músico ruso ¿no?
-ahhh si es “sukorski”, me apasionan realmente sus composiciones, toda la música rusa es un prodigio, siglos de total aislamientos les han hecho crear músicos y composiciones extraordinarias.

-¿Oye, no también escribes en “La mosca”
-(confundido) ehhhh sip, también.

-Ahhh entonces ya te identifico
-(Maaaaaadrrrrrrrrreeeeeees)

A partir de ese momento se soltó a hacer una serie de conjeturas, observaciones y felicitaciones por todas “mis “ columnas publicadas en la mosca, yo me limité a respondes con monosílabos y otras palabras del tipo “es que eso es relativo” .

Pocos minutos mas tarde la chica me dejaba por mi falta de interés en invitarle una copa, sinceramente me hubiese interesado invitársela, si esta no costara el triple que la cerveza que me bebía y si ella hubiese sido más ignorante en materia de columnistas de la mosca.

Hasta ahí terminó mi breve, pero sustanciosa re incursión por el mundo del teibol y mi auto presentación en sociedad como escritor famoso.

Fin de las confesiones,

P. D. Estoy leyendo La región mas transparente para ir mejor armado en una futura incursión bajo el nombre de Carlos Fuentes, ya les contaré como me va.